Internacionalización: el secreto de la competitividad está ahí fuera

¿Hacia dónde debe encaminarse la empresa catalana para mantener su competitividad en el mercado globalizado?
En la respuesta coinciden tanto el gobierno de la Generalitat, como los expertos en economía: el secreto está ahí fuera, es decir, en el mercado exterior. Las diferencias salen a relucir en la valoración de la situación actual y en la prioridad de las actuaciones a llevar a cabo para alcanzar el nivel de internacionalización óptimo.Si bien Cataluña ha alcanzado grandes logros en el terreno de la internacionalización en los últimos años, los cambios que se están produciendo en la economía mundial obligan a las empresas catalanas a replantearse sus estrategias competitivas. La globalización ha evolucionado y a Cataluña le es cada vez más difícil competir en la captación de empresas extranjeras.

Posibilidades reales de inversión Ni las condiciones fiscales, ni las condiciones salariales de los trabajadores resultan tan atractivas para multinacionales extranjeras como hace unos años, y lo que es más grave, «faltan posibilidades reales de inversión en sectores tecnológicos, los más buscados por estas empresas, a las que les sale más a cuenta ir a Asia o incluso a Polonia», según Francesc Granell, catedrático de Organización Económica Internacional de la Universitat de Barcelona (UB). «Crear un centro de excelencia tecnológica -según Granell- le permitiría recobrar su atractivo para las empresas inversoras», sin embargo, según los expertos que han escrito el dosier monográfico Globalización, sectores productivos e internacionalización de la empresa, la vía más óptima para mantener la competitividad es exportar y, sobre todo, invertir en el extranjero. Uno de los grupos que mejor lo ha hecho, a nivel estatal, ha sido la marca textil Zara. Granell ha coordinado los contenidos del dosier sobre internacionalización de la empresa catalana. contenido en el número 52 de la Revista Econòmica de Catalunya, presentada la semana pasada.

Por otro lado, el conseller de Comercio, Turismo y Consumo, Josep Huguet, presentó esta semana el Plan para la Internacionalización de la Empresa Catalana, que ha elaborado el Consorci de Promoció Comercial de Catalunya (Copca) y que pretende potenciar la presencia de las compañías catalanas en el mercado exterior. El Govern, que ve con buenos ojos el aumento porcentual que en los últimos años se ha producido en los tres principales indicadores del grado de internacionalización: las exportaciones (9,9%), las importaciones (9,7%) y la inversión directa en el exterior (21,5%), continúa sus actuaciones derivadas del Plan Estratégico por la Internacionalización que se firmó hace poco más de un año.

Según Francesc Granell, que fue uno de los impulsores del Copca en los años 80, «los datos ofrecidos por el Copca son triunfalistas ya que el grado de internacionalización en Cataluña es bajo, comparado con el de otros países como Holanda». Granell, que confía en la labor de la Copca, opina que entre las medidas para potenciar la apertura de las empresas catalanas debería prevalecer una mejora de «nuestro ineficaz sistema educativo». «Mientras que aquí discutimos si hablamos en catalán o en castellano en las clases, deberíamos discutir si hablamos inglés o chino», dice el catedrático. Según Granell hay suficiente financiación, «lo que hace falta es capital humano calificado que permita enfrentarse con garantías a la internacionalización».

Todos coinciden en que las ventajas de internacionalizarse son muchas, aunque también comporta algunos peligros. Salir al extranjero, a parte de permitir a las empresas la captación de nuevos clientes, permite una competencia más eficaz ya que sólo con presencia en nuevos mercados es posible conocer nuevos competidores.Además, penetrar en países extranjeros permite acceder a fuentes de talento innovadoras, sobre todo en el campo de la tecnología, y permite que las empresas catalanas se beneficien de la deslocalización (mano de obra, activos, economía de escala, ayudas fiscales, etc.). No obstante, salir al extranjero comporta, además de riesgos relacionados con los costes logísticos y los seguros de cambio de divisas, que las empresas tengan que elaborar una estrategia correcta de penetración.

Cambio de pensamiento empresarial
Existen varias maneras de internacionalizarse: una es exportando y la otra es produciendo en el extranjero. En este sentido, Granell apunta a que debe producirse, también, un cambio en el pensamiento empresarial de las empresas con contacto internacional: «la mayoría de empresas tienen un pensamiento local y una actuación global, pero lo que las multinacionales nos enseñan es que hay que pensar globalmente y actuar localmente». Además, el experto considera que Cataluña «ya no debe -porque no puede- vender salarios bajos, sino diseño y servicios. Cataluña tiene la potencialidad de exportar servicios y debe aprovecharla ya que «los servicios son generadores de renta y de riqueza». Parece inevitable, a la luz de los estudios económicos, que la empresa catalana deberá acostumbrarse a cruzar las fronteras para mantener su competencia dentro de éstas, de lo contrario se arriesga a morir ahogada por un localismo actualmente insostenible. ABC Periódico Electrónico

Publicado en: España

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